La investigación arqueológica ha facilitado la reconstrucción de buena parte de las pautas culturales de este pueblo que habitara el alto Magdalena. Se sabe hoy que la base principal de su sustentación económica fue la agricultura del maíz, del maní, del chontaduro (guliehna gasipaes) y de la yuca, sumada a actividades complementarias de pesca y caza. Evidencias de tales labores han sido comprobadas en estratos que datan del siglo VII a. C. y que explican los rasgos fundamentales de su arte escultórico, íntimamente relacionado con sus concepciones mágico-religiosas. Esto contrasta notablemente con la estructura simple de sus viviendas, que eran de planta circular y de cubierta pajiza, hecho que explica plenamente Cieza de León (1518-1560), un cronista de la Conquista.
Las casas estaban construidas con materiales perecederos, por lo cual no han quedado de ellas más señales que los orificios donde se hincaron los maderos redondos que formaban sus muros y que sostenían los techos, formando recintos de tres, cinco y hasta nueve metros de diámetro, estos últimos destinados al parecer, a la morada de los jefes de la tribu o de los Mohánes o chamanes. Una habitación la formaban generalmente varios bohíos, situados a gran proximidad unos de otros. Allí tenían sus dormitorios, sus fogones, que eran tres o cuatro piedras semi-redondeadas, sobre las que colocaban las vasijas destinadas a la cocción de alimentos, cuando no empleaban las ollas trípodes, de soportes altos y macizos. También aparecen dentro del perímetro de las casas, o muy próximas a ellas, huellas de sus pequeños talleres y los lugares señalados para arrojar los desperdicios.
La orografía de la región, caracterizada por suaves ondulaciones de origen volcánico, delimitadas por el curso de numerosos arroyos y quebradas, determinó una pauta de poblamiento disperso en el área de San Agustín, similar a la que se observaba en las demás regiones de lo que es hoy Colombia y que aún persiste en el ámbito rural.
Los núcleos de población coinciden generalmente con el emplazamiento de grupos de estatuas y estas últimas con los sitios donde se ubican los cementerios. El Crecido número de sepulcros indica, o bien una alta densidad de población en aquellos tiempos, o bien la existencia aquí de un centro ceremonial, consagrado al culto de los muertos. La presencia de estatuas y de cementerios en casi todas las lomas de la región, es un claro testimonio de la dilatada extensión territorial que habría tenido este supuesto centro, a través de los actuales municipios de San Agustín, San José de Isnos y Salado blanco, en donde se congregarían periódicamente las tribus que poblaban las áreas vecinas y las que tenían sus propias estancias en aquellos lugares, especialmente los escultores y los jefes religiosos, para la práctica de las ceremonias propias del culto funerario.
Cultura (organización social)
Los rasgos peculiares que caracterizan el florecimiento de la cultura de San Agustín, entre el 300 d. C. al 800 d. C., tales como el gran desarrollo de la estatuaria lítica, que presenta una etapa ya muy avanzada desde el siglo VII a. C., la construcción de grandes terraplenes o aterrazamientos para la localización de las necrópolis, la edificación de muros de contención, las tumbas revestidas con grandes lajas de piedra, algunas, las principales, cubiertas con montículos artificiales coronados con templetes funerarios, las fuentes ceremoniales labradas en la roca viva, reflejan una adelantada organización del trabajo y una estratificación social y política. La escultura, en particular, indica claramente una verdadera especialización del trabajo, ya que esta actividad, dado el grado de complejidad y de adelanto que alcanzaron sus artífices, supone una gran habilidad profesional, un notable talento artístico y en especial un profundo conocimiento de las creencias mágico-religiosas de la tribu, a través de una larga tradición de tales manifestaciones religiosas. Además, diferencias que se aprecian en la estructura de los sepulcros de un mismo yacimiento, sin indicaciones claras de una secuencia cultural, hablan más de una estratificación social, puesto que la cerámica y otros elementos del ajuar funerario atestiguan la contemporaneidad de unos y otros. Tal estratificación estaría basada sobre la diferencia entre los grupos ocupacionales y en la jerarquía política y religiosa, consolidada en la formación de pequeños señoríos, una organización típica de la mayor parte de los grupos indígenas encontrados por los españoles en el siglo XVI en la región andina de Colombia.Es posible pensar también que la gran dispersión que tiene la estatuaria lítica en San Agustín se explica por haber existido entre estos nativos una organización estructurada sobre la base de pequeños grupos familiares, unidos entre sí por vínculos religiosos. Este mismo hecho podría aclarar la razón de la gran variedad de motivos y estilos representados en las estatuas dentro de una aparente homogeneidad morfológica, diversidad que habría obedecido a la necesidad de individualizar en cada lugar la representación de las deidades protectoras del grupo familiar, dentro de los cánones religiosos tradicionales. El chamanismo o Mohánismo jugaría también un papel significativo a este respecto. En torno a estos personajes se debieron agrupar los pequeños núcleos familiares y aquellos habrían formado así una especie de casta sacerdotal, con marcada influencia en la organización social y política de una población que tenía una fuerte mentalidad mágico-religiosa, expresada en la rica temática que se manifiesta en el arte escultórico. Todo induce a pensar que en este período floreciente de la cultura agustiniana, la organización social estaba fuertemente influida por los grupos guerreros y las formas religiosas por las deidades solares y de la guerra. Las estatuas de las Mesitas A y B del Parque Arqueológico parecen ser la representación más auténtica de este momento cultural. Aparecen guardando la entrada de tumbas revestidas de grandes lajas, con sarcófagos monolíticos en su interior, consagrados, seguramente, a guardar los despojos mortales de héroes de la tribu o de sus jefes político-militares.
esa exposicion esta muy buena
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